El Portal del Señor presenta a Abrahán… amigo de Dios el hombre de la Fe

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Abrahán… amigo de Dios

UNO de los lugares adonde la gente fue a vivir después del Diluvio  se llamaba Ur. Ur llegó a ser una ciudad importante con casas bonitas. Pero la gente de allí adoraba dioses falsos. Eso hacían en Babel también. La gente de Ur y Babel no eran como Noé y su hijo Sem, que siguieron sirviendo a Jehová.

Al fin, 350 años después del diluvio, el fiel Noé murió. Solo dos años después nació el hombre que ves en este cuadro. Era una persona muy especial para Dios. Se llamaba Abrahán. Vivía con su familia en aquella ciudad de Ur.

Un día Jehová le dijo a Abrahán: ‘Deja a Ur y tus parientes, y ve a un país que te voy a mostrar.’ ¿Obedeció él a Dios y dejó atrás todas las comodidades de Ur? Sí. Y porque Abrahán siempre obedecía a Dios se le llegó a conocer como el amigo de Dios.

Parte de la familia de Abrahán salió con él cuando él se fue de Ur. Su padre Taré salió. También su sobrino Lot. Y, claro, también su esposa, Sara. Con el tiempo todos llegaron al sitio llamado Harán, y Taré murió. Estaban lejos de Ur.

Después Abrahán y su casa salieron de Harán y llegaron a la tierra llamada Canaán. Allí Jehová dijo: ‘Esta es la tierra que daré a tus hijos.’ Abrahán se quedó en Canaán y vivió en tiendas de campaña.

Dios empezó a ayudar a Abrahán y éste llegó a tener grandes rebaños de ovejas y otros animales y cientos de siervos. Pero él y Sara no tenían hijos suyos.

La fe de Abrahán probada

¿PUEDES ver lo que está haciendo Abrahán? Tiene un cuchillo, y parece que va a matar a su hijo. ¿Por qué? Primero, veamos cómo consiguieron su hijo Abrahán y Sara.

Recuerda, Dios les prometió que tendrían un hijo. Pero eso parecía imposible, porque Abrahán y Sara eran tan viejos. Pero Abrahán creía que Dios podía hacer lo que parecía imposible. Por eso, ¿qué pasó?

Después que Dios hizo su promesa, pasó un año entero. Entonces, cuando Abrahán tenía 100 años y Sara 90, tuvieron un nene llamado Isaac. ¡Dios había cumplido su promesa!

Pero cuando Isaac tenía más edad, Jehová probó la fe de Abrahán. Llamó: ‘¡Abrahán!’ Y Abrahán contestó: ‘¡Aquí estoy!’ Entonces Dios dijo: ‘Toma a tu hijo, tu único hijo, Isaac, y ve a la montaña que te voy a mostrar. Allí mata a tu hijo y ofrécelo como sacrificio.’

¡Qué triste puso esto a Abrahán, porque Abrahán amaba mucho a su hijo! Y recuerda, Dios había prometido que los hijos de Abrahán vivirían en la tierra de Canaán. Pero ¿cómo podría pasar eso si Isaac estuviera muerto? Abrahán no entendía, pero todavía obedeció a Dios.

Cuando llegó a la montaña, Abrahán ató a Isaac y lo puso sobre el altar que había hecho. Entonces sacó el cuchillo para matar a su hijo. Pero en ese mismo momento el ángel de Dios llamó: ‘¡Abrahán, Abrahán!’ Y Abrahán contestó: ‘¡Aquí estoy!’

‘No le hagas daño ni nada al muchacho,’ dijo Dios. ‘Ahora sé que tienes fe en mí, porque no has retenido a tu hijo, tu único hijo, de mí.’

¡Qué gran fe tenía Abrahán en Dios! Él creía que nada le era imposible a Jehová, y que Jehová podía hasta levantar de entre los muertos a Isaac. Pero en verdad Dios no quería que Abrahán matara a Isaac; hizo que una oveja se enredara en arbustos cerca y le dijo a Abrahán que la sacrificara en vez de a Isaac.

Génesis 21:1-7; 22:1-18.

Cuando Abrahán tenía 99 años, Jehová dijo: ‘Te prometo que serás padre de muchas naciones de gente.’ Pero ¿cómo podía llegar a ser esto, cuando