En Anare se forman y entrenan  las promesas del surf venezolano

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Aunque la pandemia por la Covid-19 llevó tristeza a muchos lugares del mundo, en Anare dejó una oleada de oportunidades para niños y jóvenes que estaban ociosos, gracias a la creación de una academia de surfing que los entrena para competir dentro y fuera del país, y que ha puesto «en la cresta de la ola» el nombre de un pueblo que no solo se negó a morir, sino que crece ante las adversidades

Las playas de Anare en el estado Vargas, son patio y cancha deportiva para los niños y adolescentes de la zona, quienes aprendieron a nadar mucho antes de lo que pueden recordar. Por eso, no es de extrañar que esta tierra tenga entre su gente a campeones, subcampeones, representantes en la Selección Nacional de Surfing y varios prospectos de este deporte, cuyo auge surgió en las nuevas generaciones poco antes de la llegada de la pandemia por la Covid-19 al país.

Del ocio que invadió las calles del pueblo los primeros meses de confinamiento, la pasión innata de los chamos que viven más dentro que fuera del agua, más una donación de tablas, nació Anare Surf Club, una academia que los formaba antes de su conformación oficial. Desde la orilla, los niños veían practicar a campeones anareños con títulos mundiales y latinoamericanos como Rafael «Nono» Rodríguez, Jesús «el Portu» Chacón y Adriana «la China» Cano, tres profesionales del surfing que unieron esfuerzos y poco tiempo después serían instructores y guías para los más de 30 jóvenes que integran el club.

Yandel y Yandriel mienbros de Anare Surf ClubYandel y Yandriel mienbros de Anare Surf Club
Yandel y Yandriel mienbros de Anare Surf Club

Yandel y Yandriel, mienbros de Anare Surf Club.

Parte de este grupo son los hermanos Merentes Alemán, Yandel y Yandriel, «el Gabo», de 15 y 12 años de edad, respectivamente. El Gabo es subcampeón de la Segunda Válida Nacional y campeón estatal de Sub 16 y Sub 14, lo que lo perfila como uno de los futuros campeones mundiales de las generaciones de relevo. Mientras que Yandel es atleta de la Selección Venezolana de Surf que ha competido en las playas de Anare, en Los Caracas, Los Cocos, Puerto Cabello (Carabobo) y Chirimena (Miranda). Surfea desde que tenía nueve años y, aunque por un tiempo paró, la academia lo devolvió a donde pertenece: al mar, con su tabla, su pasión y esa adrenalina que siente al correr las olas.

«Yo entreno todas las tardes, de lunes a lunes, por al menos una hora. Las mejores olas siempre se dan temprano en la mañana y en la tarde, como a las 4:00 o 5:00 pm. Tenemos tanto entrenamientos físicos con pesas y de suspensión con TRX, como dentro del agua con las tablas», explica el joven de 15 años. Hace poco fue invitado por la Federación Panameña de Surf, para participar en un entrenamiento de dos meses con la Selección Open de ese país que inicia este mes. Entre los planes de Yandel está terminar el bachillerato y mudarse a Indonesia donde, según dice, está la única universidad de surf que existe en el mundo.

Anare de San Rafael

Conocido como «el pueblo que se negó a morir» y también el de «los locos», por el sanatorio mental que había allí antes del deslave de 1999, Anare es más que un par de calificativos que no reflejan su realidad actual. La belleza de sus playas, la receptividad y amabilidad de su gente, y la paz que allí se respira tienen mérito propio que ha salido más a flote desde que la academia de surfing se formó y mostró al mundo a los chamos surfistas de Anare.

Desde entonces, son muchos los particulares, fundaciones y organizaciones nacionales e internacionales que han unido esfuerzos para apoyar, no solo a los niños atletas a través de diversos donativos (ropa, alimentos, juguetes, tablas de surf), sino a la comunidad con iluminación, mesas y bancos para la plaza del pueblo, salvavidas para los pescadores, láminas para algunos techos deteriorados, entre otros beneficios. También van más turistas y aficionados del surfing que se enamoran del pueblo desde la primera visita.

Muchos niños también participan en deportes como tenis de mesa, kickingball, béisbol y hasta clases de música para cantarle al patrón del pueblo y de los pescadores, San Rafael de Anare, en octubre de cada año. También hay parrandas en diciembre.

«Todos los deportes y clases extracurriculares que se le imparten a los niños son con miras a la formación de atletas profesionales. De la escuela de tenis de mesa varios niños de Anare representarán a los estados La Guaira y Miranda», comenta Muguette Pérez, una de las fundadoras de Anare Surf Club.

Destaca que «al pueblo le hace falta más apoyo, principalmente para los niños. Sería bueno que vinieran varias organizaciones a darle capacitación, principalmente a los adolescentes que no están haciendo nada. Después que se gradúan, si no entran en alguna universidad, lo que les queda es la pesca o en los clubes de las playas, que no es fácil tampoco».

Anare es un pueblo de la parroquia Naiguatá, situado al noroeste del estado Vargas (ahora La Guaira), antes de Los Caracas. Entre sus playas más conocidas están La Punta y La Poza, ideales para surfear. Su principal comercio es la pesca, realizado a mano con anzuelo, con palangre (cajón con más de 300 anzuelos) y de alambre para el atún y el pez aguja, además de los quioscos de comida.

También cuenta con cuatro posadas, casas de alquiler para fines de semana y clases de surfing. Para llegar desde Caracas se toma la avenida principal de Naiguatá, más o menos por hora y media en carro particular.

Zulvyn Díaz – TalCual